sábado. 06.07.2024
ATLÉTICO MADRID 1 - 4 OSASUNA

El Atlético cierra en el Metropolitano con el mismo vía crucis defensivo de todo el año

La extrema debilidad de todo el sistema defensivo que ha venido exhibiendo el Atlético de Madrid durante la temporada entera despidió también al Metropolitano este año, con una derrota ante la inteligencia de Osasuna tan abultada como dolorosamente merecida. Recibió el Atleti cuatro goles en contra, pero pudieron haber sido seis o siete. 
La defensa del Atleti / Foto: ATM
La defensa del Atleti / Foto: ATM

Podría apelarse a las desgastadas justificaciones de siempre cuando se termina la temporada y poco o nada puede hacer cambiar la posición de un equipo en la tabla clasificatoria. Que no había nada en juego. Que los jugadores ya tenían la mente en las vacaciones o en la Eurocopa inmediata. Que muchos integrantes de la actual plantilla no seguirán el año que viene. Que, en fin, mejor que termine ya la temporada para recomenzar tras el verano.

Cualquiera de esos argumentos encajarían sin mayor complicación, si no fuera porque lo visto en el Metropolitano ante Osasuna por parte del Atlético de Madrid no ha sido sino una hipérbole de la constante en toda la temporada. Anemia del sistema defensivo al completo impropia de un equipo de Simeone.

Cierto que este vía crucis defensivo donde más reiteración se ha constatado ha sido en la línea de atrás. Más de 11 años lleva el 'Cholo' dirigiendo los designios de la escuadra rojiblanca. Imposible recordársele una zaga tan endeble. 

Frente a Osasuna directamente se dimitió de defender con otra cosa que no fuera la mirada. Ya desde el inicio del encuentro los de Jagoba Arrasate pasaron por encima del medio campo del Atleti, con Koke, Rodrigo de Paul y Marcos Llorente incapaces de robar la pelota a la sala de máquinas rojilla.

Quebrada la medular, los agujeros del Atleti en la línea de cinco defensas plantada resultaban insultantes. La inteligencia en los desmarques osasunistas y el empuje de sus alas maltrataron a los defensores colchoneros.  Stefan Savic deambulaba. Gabriel Paulista nunca comprendió la estrategia de los atacantes. Mario Hermoso maldecía los errores. César Azpilicueta llegaba tarde a casi todos los cruces. 'Josema' Giménez no daba abasto para intentar tapar todos los huecos. Rodrigo Riquelme (en la segunda parte) mostró una debilidad notable.

NO TODO FUE HORRIBLE

El Atlético es verdad que tampoco jugó un partido desastroso. Antes al contrario, tuvo momentos de buen fútbol y hasta es posible que, de haber entrado alguna ocasión clarísima de gol dispuesta -en especial dos de Antoine Griezmann- tal vez la dinámica del partido hubiera sido algo diferente.

Samuel Lino anduvo espléndido, siempre venenoso hasta que se le terminó la gasolina. Ángel Correa generó inquietud en la defensa osasunista y creó ocasiones. El Atleti, en suma, no es que bajara nunca los brazos y pecara de indolencia. 

En absoluto. Siempre quiso hacer más e ir a por el partido. El problema fue que por más que lo intentara -sólo Álvaro Morata, desde el banquillo, acertó a ver puerta-, si casi cada vez que Osasuna rondaba el área de un desesperado Jan Oblak -tuvo dos paradas formidables- anotaba gol sin la menor oposición, de casi nada servía la intencionalidad de hilvanar en ataque.

Simeone tiene mucho trabajo por delante con la plantilla que habrá de confeccionar para la temporada que viene. Lo hará ya sin el 'Profe' Ortega. Posiblemente también sin parte de sus fieles en los últimos años, como Savic, Hermoso, Nahuel Molina, tal vez Saúl.

El Atlético cierra en el Metropolitano con el mismo vía crucis defensivo de todo el año